El destituido presidente surcoreano Yoon Suk Yeol rechazó este lunes las citaciones judiciales para declarar en la causa en su contra por su fallido intento de imponer una ley marcial, que le valió la suspensión del cargo.
Yoon, destituido de su cargo por el Parlamento el sábado, enfrenta dos investigaciones judiciales por cargos de “insurrección”, una de la fiscalía y otra de un equipo conjunto de la policía, el Ministerio de Defensa y fiscales anticorrupción.
Yoon, de 63 años, fue suspendido el sábado por el Parlamento surcoreano por su intento de declarar ley marcial el 3 de diciembre, una medida bloqueada horas después por la Asamblea Nacional.
Ahora, la Corte Constitucional tiene seis meses para pronunciarse sobre si confirma o no la destitución de Yoon y el alto tribunal inició este lunes el proceso y fijó para el 27 de diciembre una audiencia preliminar.
En caso de que se confirme la destitución, se celebrarán nuevas elecciones en un plazo de dos meses.
La decisión de Yoon, que envió al ejército al Parlamento para impedir que los diputados pudieran reunirse, abrió una aguda crisis política y provocó manifestaciones multitudinarias en Corea del Sur, una democracia reciente con un traumático pasado de dictaduras.
Yoon — que tiene prohibido salir del país — y sus allegados se enfrentan a cadena perpetua o incluso a pena de muerte, si son declarados culpables por la justicia.
Los fiscales enviaron este lunes una segunda citación a Yoon para interrogarlo en el proceso por “insurrección” y abuso de poder, después de que el político conservador no compareciera a una primera citación.
La unidad conjunta de investigación también pidió que el destituido presidente comparezca el miércoles, pero su oficina rechazó la citación, informó la agencia de noticias Yonhap.
Los investigadores pueden solicitar una orden de detención en caso de que siga negándose a comparecer.
El líder de la oposición, Lee Jae-myung, urgió al tribunal constitucional a “tramitar rápidamente el procedimiento de destitución”.
Lee, que encabeza el Partido Democrático, afirmó que esta es “la única forma de minimizar la agitación nacional y aliviar el sufrimiento de la población”.
Tras la destitución de Yoon, el primer ministro Han Duck-soo asumió como presidente interino y prometió ejercer “una gobernanza estable”.
“El cabecilla de una rebelión”
En tanto, el líder del gobernante Partido del Poder del Pueblo (PPP), Han Dong-hoon, anunció su renuncia al cargo y se disculpó con la población por “el incidente de la ley marcial de emergencia”.
La policía detuvo este domingo al actual jefe del Mando de Inteligencia de Defensa y a su predecesor en el cargo, en relación a la investigación por “insurrección”, informó la agencia de noticias Yonhap.
Los fiscales también solicitaron una orden de detención contra el jefe del Mando Especial de Guerra del Ejército, Kwak Jong-keun, reportó Yonhap.
Kwak está acusado de enviar tropas de las fuerzas especiales al Parlamento durante el intento de instaurar la ley marcial, lo que desencadenó un enfrentamiento entre los soldados y el personal del legislativo.
El parlamento surcoreano votó el sábado la destitución de Yoon con el aval de 204 de los 300 diputados de la Asamblea Nacional, gracias a parlamentarios oficialistas que votaron con la oposición.
Al menos 200.000 manifestantes, según la policía, se congregaron ante el Parlamento, pese las temperaturas bajo cero, a la espera del resultado, y estallaron de júbilo al conocerlo, según constataron periodistas de la AFP en el lugar.
Yoon afirmó el sábado en un discurso televisado que dará “un paso al costado”y llamó a poner fin a la “política de los excesos y la confrontación”.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo el domingo que la destitución demuestra la “resiliencia democrática” de Corea del Sur.
Poco después, el presidente Joe Biden, llamó al presidente interino Han para expresar que la alianza entre los dos países “seguirá siendo el eje de la paz y la prosperidad en la región”.
Por su parte, la agencia estatal norcoreana KCNA se refirió el lunes a Yoon como “el cabecilla de una rebelión” y dijo que su suerte está en manos de “la Corte Constitucional títere” del principal aliado de Corea del Sur, Estados Unidos.
Yoon inicialmente defendió la ley marcial como una forma proteger al país de las “amenazas” del régimen comunista de Corea del Norte, en el marco de una pugna con la oposición por el presupuesto.